La libertad de expresión y su defensa en Ayozinapa y en París
El principal problema en Ayozinapa y en París es que debemos mantener
nuestras libertades y no caer en la respuesta violenta contra minorías. Es
necesario tener políticas concretas para quienes disienten del sistema democrático
sin admitir que cometiendo delitos no sean sancionados, establecer claras
sanciones a quienes cometen violaciones a los derechos de los ciudadanos, sea
en la forma de crímenes o sea en la forma de abusos
Los crímenes de Ayozinapa,
México, y de París, Francia son crímenes que deben ser sancionados en las
personas de sus autores, por el Estado, debidamente. Según las informaciones que
se han obtenido de medios de comunicación, ambos tienen ciertos elementos en
común. Fueron perpetrados en razón de impedir el derecho a
expresión. En el caso de Ayozinapa los estudiantes de pedagogía que han desaparecido
pero se supone muertos habrían preparado una manifestación contra alguna de las
autoridades locales y en el caso de los miembros de la revista, en muchos casos
caricaturistas, pero habían editores y, por cierto, periodistas, además de los
policías muertos a mansalva, el fundamento de tal acción se encontraría en la
publicación de caricaturas por la publicación. Asimismo tienen en común el
número de muertos y el que dichos crímenes se cometieron contra personas que
carecían de defensa armada sin perjuicio de la pequeña escolta en el caso
francés.
Estos actos fueron cometidos por
la intransigencia en la posibilidad de
expresarse un derecho que deviene precisamente de las guerras religiosas
de Europa en los siglos XVI a XVIII. No debemos olvidar que John Milton
precisamente indica aquello en su célebre texto la "Aeropagítica". Es aun más
patente dicha relación al revisarse la historia norteamericana donde muchos
inmigrantes europeos escapaban a Estados Unidos de Norteamérica, inexistente
como tal en el siglo XVII, en razón de la imposibilidad de expresión de sus
ideas religiosas.
Esto genera una contradicción, la libertad de expresión nace de la necesidad de expresarse religiosamente. El
origen de la libertad de expresión, decir lo que nos parece respecto de un acto o serie de actos humanos afectos a
las sanciones penales correspondientes si atentamos contra la honra de las
personas, es un claro elemento de la democracia y de la libertad religiosa. Centro en la libertad de
expresión el texto por cuanto es ella la que se ve mancillada en ambos casos,
es decir, hay un ataque no a la prensa en sí (caso francés) y su libertad sino
a expresarse de la manera que parezca sujeto a las sanciones penales y éticas
correspondientes y el poder exponer el disenso, de manera respetuosa, frente a
la opinión poítica (caso mexicano) de una candidata a un cargo de carácter
municipal. Esa libertad de expresión muchas veces se confunde con la grosería o
la sorna e inclusive con otras formas de expresión de quienes se creen en la
verdad. Hay un caso que no analizaré pero de amplia cobertura que fue el caso
de la joven que fue baleada en el cerebro por expresar su deseo de estudiar.
La libertad de expresión en
general es la posibilidad de exponer de diversas maneras nuestras convicciones,
gustos, opiniones, argumentos e inclusive, nuestro rechazo a otro o a sus
ideas. Es decir, implica la capacidad de cada uno o de un colectivo de indicar
el disenso hacia lo que considera una opción errada o una opción contraria a la
propia o sencillamente actos u omisiones que de manera consiente afectan
nuestros derechos o intereses. Éste es sin duda unbien preciado no sólo por
quienes se comunican, en ambos casos son titulares de la comunicación los
golpeados por la muerte, en uno la palabra oral y escrita, en otros las figuras
caricaturescas, sino que el mismo constituye parte de la identidad en muchos
países de Occidente. Miremos que esa expresión hace florecer, no sin ciertos
cuidados, la poesía o la pintura, tan importantes a un país como Chile,
permiten la comunicación de las ideas entre personas o grupos de las mismas e
inclusive entre pequeños subgrupos que desean aprender y discutir.
Lamentablemente la tal expresión de las ideas se ve coartada por los
asesinatos. Una expresión gráfica de este derecho a la libertad de expresión es
la manera en que los franceses y los mexicanos han honrado a los desaparecidos.
Precisamente con mayor libertad de expresión. En el caso mexicano con mitines
exigiendo la persecución de los responsables y su posterior enjuiciamiento
haciendo presente las opiniones de los mismos y en el caso francés saliendo los
ciudadanos franceses a las calles: “Las viejas barricadas”, como dice ese viejo
poema de Neruda en donde describe el espíritu que impuso la defensa de
Stalingrado. Esas son “las viejas barricadas” en donde se expresan los
ciudadanos exponiendo que tienen el derecho a expresarse de la manera que lo deseen
sin afectar a otros y de sentirse en la situación de afectación de sus derechos
es posible, como en cualquier Estado de Derecho, concurrir a los tribunales.
En el Derecho internacional, por
cierto, existe el derecho de expresión de antiguo. Es un Derecho humano básico
consagrado en la Declaración de los Derechos humanos de la Organización de
Naciones Unidas, obra de dos grandes chilenos, y en el Pacto de Derechos
Civiles y Políticos así como en la Convención Americana de derechos humanos o
Pacto de San José de Costa Rica. Todas estas normas jurídicas no sólo protegen
la libertad de expresarse sino que garantizan una serie de otros derechos
preciados para quienes creen en el Estado de Derecho y la Democracia como
formas de Gobierno. Esto resulta
fundamental para entender lo ocurrido en Francia y en México, es que prometemos
y debemos cumplir con el derecho a expresarse y la libertad consiguiente protegiéndose
a quienes se expresan y si se considera lo mismo de carácter delictivo se les
debe perseguir penalmente.